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lunes, 10 de enero de 2011

Murió Maria Elena Walsh, creadora de un mundo de música y fantasías


Quizás Manuelita, el Brujito de Gulubú, o La reina Batata le susurraron al oídos durante los minutos finales de su paso por esta vida. Tal vez se fue acompañada por todos esos personajes de fantasía a los que le supo dar vida y magia, allá por las décadas del 60 y del 70 los primeros, aunque hubo muchos más después.
Esta mañana, a los 80 años, murió María Elena Walsh, sin dudas la cantautora, poetiza, escritora, dramaturga y compositora -sobre todo abocada al público infantil- más grande que tuvo argentina, cuya obra, basta, causó admiración en el mundo entero.
La artista falleció "luego de una prolongada internación y como epílogo de padecimientos crónicos que la aquejaban", indicó un parte médico del Sanatorio de la Trinidad.
Los restos serán velados entre las 17 y las 24 en Lavalle 1547, sede de la Sociedad Argentina de Autores y Compositores (Sadaic), y serán inhumados mañana desde las 11 en el Panteón que la entidad posee en el Cementerio de la Chacarita.
La galería de personajes de Walsh acompañó a varias generaciones de argentinos desde hace más de 60 años. Nació en Ramos Mejía, en el sur del conurbano bonaerense, en febrero de 1930. Y publicó su primer libro cuando apenas tenía 17 años y le faltaba poco para terminar sus estudios en la Escuela Nacional de Bellas Artes. Ese libro se llamó Otoño imperdonable y fue el primero de muchos hitos.
Ella se autodefinía en los últimos años como cupletista, en referencia a "las mujeres con hermosos vestidos fruncidos y con volados que cantaban canciones populares y también picarescas".
Su obra no se limitaba al universo de los niños. En la década del 60, por ejemplo, estrenó en el San Martín, nada menos, Canciones para mirar, que luego fue grabada en disco. Y en 1979, en plena dictadura militar, la edición de Desventuras en el País-Jardín de Infantes puso en palabras lo que muchos otros no se atrevían siquiera a pensar.
En el catálogo de obras imperecederas están también Doña Disparate y Bambuco. Y los libros El reino del revés, Cuentopos de Gulubú, Hecho a mano y Juguemos en el mundo, Tutú Maramba, Zoo Loco, Dailan Kifki y Novios de Antaño.
En 1985 fue nombrada Ciudadana Ilustre de la Ciudad de Buenos Aires y, en 1990, Doctor Honoris Causa de la Universidad Nacional de Córdoba y Personalidad Ilustre de la Provincia de Buenos Aires.

De InfoRegión y Clarín