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jueves, 7 de octubre de 2010

‘El Gato’ de Afroson, y su mirada sobre la capital ecuatoriana: ‘La ciudad para mí es perfecta’


(Por Rossana Naveda*) Al igual que muchos habitantes de la ciudad de Quito, capital de Ecuador, Anderson Serrano, ‘El Gato’ del grupo Afroson, es hijo de migrantes, su madre es esmeraldeña y su padrastro, cuencano. Su padre falleció antes de que naciera.
Estudió en el Conservatorio Antonio Neumane, luego conoció a los muchachos de Afroson -Miguel Ángel Rivas (El Perro) y Luis Rivas (El Tigre)-. "Los vi en un colectivo, yo tenía 13 años y salía de mis clases, ellos hacían su show y la gente gozaba", recuerda.
Luego, los reencontró en El Fortín cuando fue a visitar a su mamá, Miguel y Luis también vivían allí.
"Me acerqué y les pregunté si eran quienes había visto cantando en el bus y les conté que yo cantaba y aprendía en el conservatorio cómo tocar guitarra y piano.
"Me hicieron cantar y como era ‘pollito’ en ese entonces, cantaba mejor. Así empecé con ellos. Aprendí el arte urbano y lo que la mayoría de ellos hace, la parte empírica", relata Anderson.
Ha vivido en diferentes zonas como Cristo del Consuelo, La Chala y San Ignacio de Loyola, por la entrada de la línea 8, en El Fortín.
Sobre la comparación de estas áreas de la urbe con otras, el artista asevera que la diferencia es que "en El Fortín no se ve el control de los negocios, los vendedores se ponen donde les place. Acá en el centro de la ciudad, por la vigilancia del Municipio de Guayaquil, eso no pasa".
Sin embargo, sobre los problemas que afectan a la ciudad, él afirma: "Ahora Guayaquil, para mí, es perfecta, desde mi punto de vista".
El Fortín hacia dentro es como si fuera el Guayaquil de ayer, no tienen un sitio específico donde trabajar, las personas lo hacen en las calles, explica el artista.
"Ha habido un cambio radical. Debido a los accidentes en la vía Perimetral, ahora hay resguardo de los vigilantes de la Comisión de Tránsito del Guayas, han puesto las zonas cebra y semáforos. Pero los vendedores, a pesar de que el Cabildo hace lo posible por sacarlos, se vuelven a ubicar".
Cree que la carrera de Afroson tuvo un impulso importante cuando el alcalde Jaime Nebot les dio trabajo en el Malecón del Salado. En este mes en la Plaza de la Música (junto al puente El Verelo) tendrán varias presentaciones. "Éramos una banda con doce integrantes y nuestro primer tema salió de casualidad, luego de una presentación en el Guasmo, se nos robaron todo, e hicimos un tema cuyo título era Los ladrones del Guasmo, pero ya no lo interpretamos", afirma.
Sobre qué piensa de la seguridad actual comenta: "Para mí ha mejorado, porque desde lo que pasó en el Guasmo hace seis años, a mí no se me pierde ni un alfiler... ¿será por qué soy un chico de color?, dice entre risas".
Anderson está convenciodo de que en la sociedad guayaquileña no existe racismo. "No, no lo veo así. Hasta ahora no he visto ese racismo, creo que así como a uno lo ven lo tratan y gracias a Dios uno se ha hecho conocer".
Este artista popular considera que el nivel de pobreza es menos que antes. "Será porque yo vivo de la música, tengo cómo desenvolverme, porque a la gente de Guayaquil le fascina farrear. Gracias a Dios me ha ido bien", opina mientras se prepara para un nuevo espectáculo.

*Publicado en El Telégrafo, Ecuador.

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